

REPERCUSIONES A NIVEL INTERNACIONAL
Las políticas de deportaciones masivas impulsadas por Donald Trump, iniciadas tras su toma de posesión el 20 de enero de 2025, han generado importantes repercusiones internacionales, particularmente en las relaciones con países latinoamericanos como México y Colombia.
CON MÉXICO
En el caso de México, bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, se han recibido 4,094 deportados en la primera semana de la administración Trump, la mayoría mexicanos, aunque también de otras nacionalidades. Sheinbaum ha optado por una postura conciliadora, promoviendo el diálogo y el respeto mutuo para evitar un enfrentamiento directo con Estados Unidos, consciente de la importancia de la relación bilateral y la necesidad de proteger a los más de cinco millones de mexicanos indocumentados en territorio estadounidense. México ha fortalecido su red consular y creado herramientas como la ConsulApp para apoyar a los deportados, al tiempo que rechaza convertirse en un "tercer país seguro" para recibir migrantes de otras naciones, buscando acuerdos limitados con Washington para gestionar estas repatriaciones.
CON COLOMBIA
Las relaciones con Colombia, liderada por Gustavo Petro, se han visto marcadamente tensas debido al rechazo inicial de Petro a dos aviones militares estadounidenses con 201 deportados colombianos, argumentando un trato indigno, ya que los migrantes llegaron esposados y en condiciones denigrantes. Esta decisión desató una crisis diplomática el 26 de enero de 2025, con Trump imponiendo aranceles del 25% a productos colombianos, amenazando con elevarlos al 50%, y suspendiendo la emisión de visas en la embajada de Bogotá. La presión económica y las negociaciones de última hora, en las que participaron aliados y opositores de Petro, llevaron a Colombia a aceptar los vuelos de deportación, incluyendo los militares, para evitar un colapso económico. Petro insistió en la reivindicación de la dignidad de los migrantes, destacando que no son criminales.



¿EJEMPLO PARA LA REGIÓN?
Estas crisis sirvieron como advertencia a otros países de la región, como Brasil, que también denunció el trato inhumano a sus deportados, y Chile, que se mostró dispuesto a aceptar vuelos de repatriación. Las políticas de Trump han reconfigurado las relaciones hemisféricas, utilizando la migración como herramienta geopolítica, lo que ha forzado a los gobiernos latinoamericanos a equilibrar la defensa de su soberanía con la necesidad de evitar sanciones económicas, evidenciando un panorama de tensiones y negociaciones complejas en la región.
